Huellas
- Por Agostina Bertorello
- 29 nov 2015
- 4 Min. de lectura

A veces recordamos cosas, de hace mucho, de ayer, de pequeños... A veces recordamos momentos, anécdotas, a veces recordamos personas, y a veces, no solo recordamos, sino que no queremos olvidar.
''Un ser maravilloso´´, ´´es imposible olvidarla´´, ´´marcó mucha historia''. Así la describen, entre algunas lágrimas que caen en escritorios y papeles, por donde pasan momentos; entre sonrisas transparentes, orgullosas y con una leve tinta de tristeza...Palabras quebradizas que van juntando fuerzas y logran describirla. Carcajadas, ojos vidriosos. Hay sentimientos encontrados, hay una nostalgia que desborda almas, hay un vacío, hay también alegría. Hay una persona que se fue, pero al mismo tiempo no se va. Esta persona es Mary Franco, más que especial para muchos.
Mary nació en Villa Carlos Paz, caracterizada por sus pequeños piecitos y su pelo rubio alegraba la vida de todos sus amigos. Sus padres, la mama, Doña Estela, oriunda de Villa Carlos Paz y el papa de Santa Fe vivían en una casita de barrio La Quinta donde hoy es la sala de maestros del Colegio Parroquial, donde allí mismo nació y se criaron y estudiaron ella y su hijo.
Sus padres con el paso del tiempo se convirtieron en los caseros del colegio, y por esa razón Mary en su infancia viajaba por todas las aulas y por todos los profesores haciéndose una persona más que querida en la Institución.
Sus estudios los completo en la mismísima escuela, al igual que su hijo, "Cuando yo iba al secundario ella vivía en el colegio, en lo que ahora es la administración. Recuerdo que si nos olvidábamos algo, todo íbamos a pedir a su casa y ella junto con su mamá SIEMPRE, SIEMPRE nos daban una mano", me cuenta la profesora María Eugenia Ramírez.
Cuando Mary creció, comenzó a trabajar en la Escuela, en la parte de la administración, y de a poco fue creciendo su puesto hasta llegar a encargarse de todos los sueldos y ser una compañía del representante legal, Rubén Lucero, quien la describe como ``Una persona comprometida, dedicada y celosa con su trabajo´´.
Ya de grande se seguía caracterizando por su alegría y sus pequeños pies (calzaba 35), su particular modo de poner los labios cuando se reía y su disposición para ayudar siempre.
En los primeros meses de este año la vida y la salud de Mary comenzaron a complicarse, por los principios de Agosto la internaron en terapia intensiva, y lamentablemente en la madrugada del 12 de agosto falleció.
``Su fallecimiento fue una de las penas más grandes que tuve este año´´ Me decía María Eugenia.
Este fue un golpe muy duro e inesperado, para las personas allegadas y también para el colegio. Una pérdida sin dudas imborrable.
"Me cuesta abrir esa puerta y que no se asome ella con una sonrisa y su manito saludándome'', me decía Cristina Soria, mientras recordaba aquel día no tan lejano donde ella le decía, '' te vas de viaje, disfruta''. ''Tenía que ser así...un ángel que paso y dejo mucho'', así me despedía Cristina, me llevaba la imagen de dos mujeres, una que por lo visto tuvo un paso inmenso en esta vida, y de una mujer que llena de orgullo y con palabras que cargan muchos sentimientos la describe.
Tuve la oportunidad de conversar con muchas personas allegadas a Mary, que la describieron en un marco inmenso de amor y bondad.
Rossana Mungi, una colega e íntima amiga de Mary, me dio la oportunidad de conversar con ella…La definía como una gran persona, un gran ser humano, generosa y atenta; pero por sobre todas las cosas remarco su gran intención de ayudar siempre a los demás. ``Una persona muy justa en todos los aspectos´´, me decía Rossana.
Elder, la jefa de preceptoras de la escuela, al abrirme las puertas de su lugar de trabajo y hablarme de ella dijo que era `` una persona muy armoniosa, buena compañera, amable y comprometida´´.
La vida siempre da esos giros inesperados que nos golpean como un cachetazo en frio, que nos dejan pensando y recalculando sobre que estamos haciendo que no vivimos ni disfrutamos.
La muerte también da giros inesperados que sin dudas son los peores, a veces cambia vidas, otras las deja como están.
Pero creo que la muerte y la vida están inseparablemente unidas entre sí, y nunca sabemos cuál es el turno de cada una.
La pérdida de Mary fue para muchos ese cachetazo. Murió, porque eso es algo inevitable en la vida de todos; pero dejo ``tanta vida en la vida´´ que es como si siguiera estando…
Vi que sigue estando, y no estoy loca, por supuesto que la vi…
La vi en las lágrimas de Cristina, cuando me pedía perdón por derramarlas y me explicaba que fue un tema que la toco muy de cerca y la agarro en un momento muy especial…
La vi en los escritos de María Eugenia, cuando me contaba que se emocionaba con escribir sobre ella.
La vi en las manos de Rubén, cuando me contaba anécdotas del día a día de ellos y se expresaba feliz recordándola.
La vi en la inmensa sonrisa orgullosa de Rossana, cuando me contaba sobre su amistad, sobre sus anécdotas; cuando se reía y pensaba en ella.
La vi en los ojos de Elder, cuando me explicaba lo difícil que fue su perdida y cuando expresaba todo lo que sentía por ella.
¿Si tuvieras que definir a Mary con una palabra? Pregunté por un tiempo a varias personas para poder hacer este trabajo. ``Amor´´, ``armonía´´, ``bondad´´, ``justicia´´ y ``paz´´ fueron las palabras que se iban repitiendo en la infinita lista.
No me entraba en la cabeza todo lo que genero esta mujer, será porque estoy acostumbrada a vivir rápido, a no disfrutar, a vivir pensando en el futuro sin estar en el presente.
Ya no me quedaban palabras para consolar la emoción y los corazones de todos los que me hablaban de ella; comprendí que Mary iba a estar siempre en sus vidas, y comenzó a darme vuelta la frase de Ribero,
``Ese día me quede pensando que algunas personas jamás nos dejan, nunca se van por completo.
Aunque ya no estén, su esencia queda. Su voz se escucha. Los sentimos sonreír.
Algunas personas jamás nos dejan.
Son eternas´´
Y sí, me di cuenta que personas como Mary jamás nos dejan, nunca se van por completo. Aunque ya no estén, su esencia queda. Su voz se escucha. Los sentimos sonreír. Algunas personas jamás nos dejan.
Las personas como Mary son eternas…
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